Los simuladores de vida, como Los Sims y el próximo inZOI, no solo nos permiten crear y gestionar personajes en un entorno virtual, sino que también reflejan y, en ocasiones, promueven ideologías subyacentes. A través de sus mecánicas, opciones y límites, estos juegos no solo modelan la vida cotidiana, sino que también ofrecen una visión del mundo que puede influir en cómo entendemos la sociedad, el éxito, y las relaciones humanas. Al comparar Los Sims con inZOI, emerge un interesante contraste entre las ideologías que estos juegos parecen representar.
Los Sims: El Ideal Capitalista de la Clase Media
Desde su lanzamiento en 2000, Los Sims ha sido ampliamente interpretado como un reflejo de la sociedad capitalista occidental, particularmente el ideal de la clase media estadounidense. En Los Sims, los jugadores crean y gestionan personajes en entornos suburbanos donde el éxito se mide por la acumulación de bienes materiales, el progreso en la carrera profesional y la formación de una familia nuclear.
El juego ofrece una amplia gama de personalización superficial: puedes hacer que tu Sim sea de cualquier color, con cualquier peinado, y vestirlo con la última moda. Sin embargo, en términos de mecánicas, Los Sims ofrece una visión limitada de la vida. El objetivo es cumplir con las expectativas sociales de prosperidad, y cualquier desviación de este camino suele llevar al fracaso o la marginación dentro del juego. Esta ideología subyacente refuerza la idea de que el éxito y la felicidad son productos del trabajo duro y la conformidad con las normas sociales y económicas del capitalismo.
Además, Los Sims no tolera bien la disidencia. Como lo ha señalado el académico Miguel Sicart, personajes que se desvían del camino convencional, como los inadaptados sociales o los que no encajan en las normas de la sociedad, encuentran pocas opciones para prosperar. En este sentido, Los Sims podría considerarse una simulación no tanto de la vida en sí, sino de una vida idealizada dentro de los límites del capitalismo moderno.
inZOI: Hacia un Poscapitalismo Tecnológico
Por otro lado, inZOI, desarrollado por Krafton, promete ofrecer una visión diferente, quizás más alineada con una ideología de poscapitalismo tecnológico. Aunque todavía está en desarrollo, y su lanzamiento está previsto para finales de 2024 o principios de 2025, las señales que emite a través de trailers y comunicaciones sugieren un enfoque más futurista y tecno-optimista. En lugar de una simple simulación de la vida suburbana, inZOI parece enfocarse en una ciudad moderna y conectada, donde la tecnología juega un papel central en la experiencia cotidiana.
Uno de los elementos más distintivos de inZOI es su estética hiperrealista y su creador de personajes avanzado, que permite una personalización increíblemente detallada, aunque con un enfoque que algunos critican por reforzar estándares de belleza poco realistas. Este realismo extremo, combinado con un sistema de karma heredado que influye en el destino de los personajes, sugiere una ideología más intrincada y posiblemente más controladora que la de Los Sims.
El director del juego, Hyungjun Kim, ha mencionado que inZOI incorpora un sistema ideológico basado en el estoicismo y una mecánica moral que recuerda al karma. Esto contrasta fuertemente con la relativa neutralidad ideológica de Los Sims, y sugiere que inZOI podría estar impulsando una agenda más explícita: enseñar a los jugadores que la vida no siempre sigue nuestros planes, y que las decisiones de nuestros personajes tendrán consecuencias morales que se extenderán más allá de sus propias vidas.
Conclusión: Dos Visiones del Mundo
En resumen, Los Sims y inZOI representan dos visiones distintas del mundo y de cómo la vida debería ser simulada en un entorno digital. Los Sims se apega a una ideología capitalista que premia la conformidad y la acumulación material, mientras que inZOI parece estar explorando un futuro poscapitalista donde la tecnología y la moralidad juegan un papel central. Aunque aún está por verse cómo inZOI implementará estas ideas en la práctica, el contraste entre ambos juegos ya ofrece una rica fuente de debate sobre cómo los simuladores de vida pueden influir en nuestras percepciones del mundo real.
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